13/12/14

Oniquectomía o Desungulación felina ¿Qué es eso?

photo credit: Marcin Wichary via photopin cc

Si alguien te ha planteado la desungulación o extirpación de las garras para tu gato, desde HuellasInquietaS te pedimos encarecidamente que evites esta intervención por todos los medios y que lo consultes con diferentes profesionales veterinarios, protectoras de animales y por supuesto, tú mismo.

Te informamos que en diferentes países tales como Nueva Zelanda, Brasil, Portugal, Israel, Inglaterra o Australia es ilegal y que en España también lo es en varias comunidades (Aragón, C. Valenciana, Andalucía o Cataluña) y para AVEPA (Asociación de Veterinarios Españoles Especialistas en Pequeños Animales) esto es lo que significa la desungulación.

Mientras te dejamos un breve resumen propio. Veamos...


¿De qué se trata la intervención?


La desungulación u oniquectomía no es ni más ni menos que la extirpación de las últimas falanges (total o parcialmente) de las manos generalmente, y a veces también de los pies del gato.
Se realiza para que el gato no tenga posibilidad de sacar las uñas ya que se practica en el nacimiento de las mismas y del tendón retráctil.
No se trata de un corte de uñas simple, si no de una amputación de miembros útiles para muchas funciones normales y propias de la especie.

¿Qué efectos tiene o puede tener la desungulación felina?


Desestabiliza el equilibrio del gato, colocando todo su peso sobre los cuartos traseros, de manera que puede producir atrofia en los delanteros.

Cambios emocionales y comportamentales en el gato debidos a su falta de defensa y por tanto de libertad en situaciones estresantes. Así como la perdida de identidad que puede suponerle a un gato la eliminación de una herramienta y parte de su cuerpo esencial en su especie.

Falta de naturalidad de movimiento... Trepar, saltar, ser meticuloso con sus manitas, realizar marcajes, rascar tierra o a sí mismo son solo algunos de los comportamientos completamente intrínsecos del gato.

El estrés que puede provocar todo esto, si encima lo ligamos a una vida compartida con otros animales, sobre todo entre machos enteros... Puede inducir al gato incluso a sufrir enfermedades secundarias ocasionadas por este estrés, como problemas urinarios, inmunitarios o de agresividad, por ejemplo. Aún decir que debido a la gravedad de la operación se tienen que hacer curas diarias muy dolorosas para el gato, hasta su cicatrización completa, y también se pueden producir infecciones óseas secundarias...
Además se producen complicaciones en el 50% de los casos y es por eso que la GEMFE (Grupo de Estudio de Medicina Felina) no apoya esta intervención como procedimiento de rutina.

Aún con todo existen excepciones en las que puede justificarse excepcionalmente esta intervención, que vienen a resumirse en 3 situaciones:
-En caso de agresividad extrema.
-En caso de discapacidad de algún miembro de la familia cercano al gato.
-Como prevención de la eutanasia.

Si tienes problemas relacionados con el rascado ojea nuestro artículo sobre Gatos y rascadores.


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